Un día de enero y yo misma,
la playa desierta y el hermosos silencio,
quizá esta tarde improvise la lluvia
y ascienda a tus palabras,
al modo en que me miras enteramente;
tal vez el misterio de un soplo nos roce,
abriendo las puertas de los siglos que nos separan;
quizá la lluvia dibuje tu forma exacta
y el justo contorno de la soledad se aleje;
tal vez improvise la humedad de la noche
y gota a gota se llenen los bolsillos vacíos
del sueño que te crea;
tal vez yo misma invente los dedos en el desierto
donde crece la luna.
Un día de enero y yo misma,
un quizá o tal vez aún menos...
© (Elvira Molina Almoguera)
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